Si bien el potencial individual es prácticamente infinito, podemos destacar 4 tipos de diseño.
Cada tipología encara la vida de modo diverso, y dispone de una estrategia mecánica que facilita su toma de decisiones.
Los dos primeros tipos, el manifestador y el generador, son de naturaleza energética y juntos suman el 80% de la población. Propulsan y construyen el mundo que nos rodea, aunque pueden ser víctimas de su propio poder personal cuando no lo gestionan apropiadamente.
Los otros dos tipos, no energéticos, los proyectores y los reflectores, suman el 20% de la población, son excelentes coordinando la energía y aportando una medida objetiva a su entorno. Ellos se enfrentan al problema opuesto, a menudo se sienten dependientes del poder del que aparentemente carecen. La realidad es que gracias a ellos la inteligencia prima sobre la fuerza.
El dilema en la toma de decisiones en ambos casos emerge al pretender conducir o seleccionar la dirección que toman los acontecimientos en base a lo que pensamos, y no en base a lo que somos.
Nuestro pensamiento siempre está a la sombra de lo que realmente está ocurriendo. La falta de escucha interna y no prestar una real atención a lo que nos rodea, nos lleva a una carrera de resistencia con una vida que no es la nuestra.
Tenemos la habilidad de movernos inteligente y eficazmente, de tomar decisiones que nos alinean en nuestra trayectoria personal, pero no podemos llegar ahí pensando.
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